Los indicadores Dow Jones y FTSE han experimentado sus mayores descensos en un día desde 1987.
Los inversores temen que la propagación del coronavirus destruya el crecimiento económico y que la acción del gobierno no sea suficiente para detener el declive.
En respuesta, los bancos centrales de muchos países han reducido las tasas de interés, entre ellos la Reserva Federal de EE.UU. y el Banco de Inglaterra.
En teoría, eso debería abaratar el dinero y así hacer facilitar el crédito y alentar el consumo para impulsar la economía.
Pero lo cierto es que la pandemia ha golpeado duramente tanto a la oferta de bienes y servicios como a la demanda y estas medidas no parecen haber tenido el impacto deseado.
La Unión Europea (UE) prohibió el ingreso de los viajeros que se encuentren fuera del bloque durante 30 días en un movimiento sin precedentes para sellar sus fronteras en medio de la crisis del coronavirus.
En EE.UU., el gobierno de Donald Trump impuso serias restricciones al tráfico aéreo hacia y desde Europa, además de que acordó con Canadá y México cierres parciales de las fronteras.
El miedo al virus y los consejos del gobierno de quedarse en casa también están teniendo un impacto devastador en los hoteles y restaurantes.