A muchos papitos o cuidadores les preocupa el hecho de cómo criar a los hijos, sobre todo los primeros años de vida.

Cuántos de nosotros en un momento desesperado pedimos a un profesional o no, un consejo sobre si dejo o no llorar a mi bebé en la cuna hasta que se duerma?

Y a cuántos de nosotros nos aconsejaron…”Déjalo llorar, no le pasará nada, le crecerán los pulmones, si no lo haces lo vas a mal acostumbrar, llorará así 3 días, luego aprenderá y dormirá toda la noche, y tú por fin podrás descansar, déjalo que se vuelva independiente, sino será muy dependiente de ti y no tendrás tiempo para ti, nunca lo pongas en la cama, luego sólo querrá dormir ahí contigo”…y mucho más, podría no terminar nunca de enumerar cada mito social.

Cuántas veces hemos escuchado decir…está muy engreído, no lo engrías más, por eso es malcriado, no se duerme, llora y te manipula, no lo cojas porque lo engríes más, si lo sigues engriendo criaras un mal hijo/a para el futuro, si hoy te manipula así, como será más adelante…

Pero, pensándolo bien, existirá un diagnóstico patológico que dogmatice el “exceso de amor (engreír)”?

Será factible asumir que el “exceso de amor” forme patologías psico-afectivas en un niño/a?

Porque de ser así, todos los bebés del mundo la tendrían durante los primeros años de vida; ya que es un denominador común entre ellos (demandas). Entonces, podríamos asumir que si eres “engreído “ estás enfermo? Será posible que un recién nacido sepa de manipulación, vendrá codificado?




A cuántos de nosotros nos afectó personológicamente, durante nuestra evolución biológica, el haber tenido en nuestra niñez un vínculo seguro que nos llenó de “exceso de amor”, o fue lo contrario?

Un niño que crece siendo ignorado en sus demandas, sin apego, es un niño que experimentará la soledad patológica, y aprenderá por instinto a desarrollar el autoconsuelo, es decir, obligado a reprimir sus desbordes emocionales, regulándose por sus propios medios, muy limitados; ésta será la raíz que cargará a lo largo de todo su camino, definiendo gran parte de su personalidad, posiblemente sin recursos para enfrentar las desregulaciones psico-afectivas a futuro.

Hasta que no descubres la crianza con apego, no vivirás la mejor manera de disfrutar la infancia de los niños.

La crianza con apego será el resultado de un niño feliz, y de un adulto sano.

Por favor deje sus comentarios sobre este interesante tema.

Agradecemos este artículo a:  MSc. Mariela Boloña Hidalgo, Psc

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